Los Caserinos somos la cuarta generación de una familia conocida sobre todo por su dedicación a la cría de ganado con aptitud lechera.

La verdad es que nadie en la familia se ha apellidado nunca «Caserín», ni «Caserinos», sino que «Los Caserinos» es el apodo con el que se ha llamado a nuestra familia en nuestra aldea y los alrededores desde hace muchos años. Por eso, es un nombre que se puede perpetuar más allá de la desaparición o cambio del apellido familiar, y por eso también, lo hemos utilizado para llamar a nuestra ganadería, a nuestra SAT, y por supuesto, decidimos ponerle ese nombre a la marca de productos lácteos en la que ibamos a centrar nuestro trabajo e ilusiones a partir de ahora.

El «Caserín» original fue nuestro bisabuelo, al que apodaron así en la aldea por dos razones bastante obvias: trabajaba como casero en una finca de la zona y tenía poca estatura. Él fue el primero de nuestra familia en dedicarse a cuidar del ganado, aunque fuera de otros.
Fue su hijo Ángel, nuestro abuelo, el que nos inculcó a nosotros el espíritu de trabajo y el gusto por hacerlo todo lo mejor que se pueda. Él siempre decía: “yo no trabajo. Me divierto”. Por eso nosotros pensamos que lo mejor que nos puede pasar es trabajar en lo que nos gusta.

Nuestro padre, Gonzalo, fue el primero en dar el gran paso de convertir una ganadería familiar, pequeña y de subsistencia, común en Asturias, en una empresa con más producción y animales, y siguiendo un modelo más moderno, basado en criar animales con las mejores características genéticas y morfológicas de la raza, para que repercuta en la calidad de la leche y de sus componentes.
Gracias a este esfuerzo hecho con profesionalidad y cariño, nosotros y nuestra ganadería hemos cosechado muchos premios y galardones, a lo largo de nuestra historia, tanto a nivel regional como nacional.
En la actualidad llevamos la ganadería cuatro hermanos: Ángel, Alberto, Rubén y Fernando, de mayor a menor; y nuestra madre, Mari. Y sabemos que Los Caserinos va a continuar, porque ya hay bastantes miembros de la nueva generación, nuestros hijos.

Por otra parte, otro rasgo característico de nuestra familia es que siempre ha vivido en esta pequeña aldea, cercana a la conocida Villaviciosa, llamada Grases, en concreto en el barrio conocido como Maoxu, así que también somos lo que somos por dónde vivimos. Estamos orgullosos de ser asturianos, y de haber vivido siempre rodeados de esa naturaleza, esos prados, esos bosques y esa lluvia que solo se encuentra en Asturias.